DIÁSPORA CHINA EN MOZAMBIQUE (1887-1975) Negocio, Integración, Asociación

A fecha de 18 de Febrero de 1858 llegó a la Isla de Mozambique, capital del país por entonces, un primer grupo de treinta chinos de oficios varios (carpinteros, albañiles, pedreros,…). Una iniciativa que venía a raíz de lo que se estaba haciendo en otras colonias africanas. Tanto británicos como franceses, a partir de los años cuarenta del siglo XIX, empiezan a traer coolies para trabajar en las minas de oro y plantaciones de azúcar en los territorios bajo dominio británico o francés, sobretodo del sur de África.

De esos primeros treinta no se sabe mucho más que emigraron a continente y se dedicaron a la horticultura en la periferia de los dos grandes núcleos urbanos de Mozambique, Beira y Lourenço Marques, actual Maputo. En caso de tener descendencia con mujeres nativas, los hijos absorbieron la cultura local sin mantener ningún lazo con la cultura china. Por lo tanto, aún no se puede hablar de diáspora en el sentido más auténtico del concepto.

En cambio, a finales de los años 80, con el crecimiento de las ciudades mencionadas, Beira y  Lourenço Marqués, urge la necesidad de contratar personal especializado para la construcción de edificios y casas, del puerto marítimo, de un ferrocarril que conectaría con la importante zona minera, etcétera. Se pretendía una mano de obra mínimamente cualificada y de menor costo que la europea. El gobierno, conocedor de la ‘índole trabajadora y activa’ (Medeiros, 2007) de los chinos macaenses, procedió a traer coolies en cantidades más significativas que la aislada primera partida entre los años 1887 y 1889. En el contrato se permitía traer consigo a la familia, lo que facilitó la entrada de emigrantes libres durante las siguientes décadas, provocando que la comunidad no fuera puramente ‘coolie’, como en Perú o Cuba. A partir de entonces, podemos hablar de diáspora, pues en esta nueva comunidad inmigrante surgían cuestiones de identidad, integración y asociación a medida que creaban nuevos lazos, desarrollaban sus negocios y tenían descendencia.

El lugar de origen de todos esos chinos era la región de Guangdong, cuyas provincias sufrían sequías y hambrunas en el momento de la formación de las comunidades chinas en Mozambique (1907 y 1911). Algunos de estos migrantes habían trabajado en colonias británicas, como Hong Kong, lo que les facilitó partir a Mozambique a través de compañías británicas. Los puertos de Beira y Lourenço Marqués actuaban a modo de preámbulo del atractivo foco de atención, el corredor económico y comercial sudafricano, por ser los más cercanos al venir del sudeste asiático. Más tarde, la guerra civil y la guerra sino-japonesa también provocaría una gran llegada de inmigrantes chinos.

Podemos hablar de los siguientes números oficiales. A fecha de 1889 son 69 hombres y 2 mujeres (Medeiros, 2007). En 1912, unos 300 en total (Chang, 1968). Mientras que a principios de los 1970 residían 4114 chinos y descendientes en todo el territorio, la gran mayoría en la zona de Beira (Medeiros, 2007).

A medida que nos adentramos en el siglo XX, comienza a constituirse una comunidad sobretodo de mestizos sino-africanos, de padre chino y madre africana. Aparecen matrimonios entre ambas comunidades, pero también entre mestizos y africanos, entre varones mestizos y mujeres chinas, entre varones chinos y mujeres mestizas, incluso mujeres chinas con varones de otras nacionalidades, colonos, europeos, indios, etcétera. Dando lugar a todo tipo de identidades en las segundas y terceras generaciones.

Negocio

La mayoría de los chinos de la primera gran ola migratoria (1887 en adelante) trabajaban en la construcción, sobretodo en el ámbito de la carpintería. Y cuando empezó a escasear la demanda de estos oficios, se dedicaron a la horticultura o la pesca. Pero a medida que la idea de volver a una China sacudida por guerras desaparecía, asimilaban un futuro aquí y abrían otro tipo de negocios adaptándose a la demanda local.

Aquellos que se dedicaban a la horticultura solían tener puestos en el mercado de la ciudad donde vendían sus legumbres y frutas. Con el tiempo se podían permitir contratar a trabajadores negros para ayudar en las machambas, término local para referirse a los huertos.

Otros vieron un negocio rentable en las cantinas y la comida para el ‘indígena’. Regentaban los conocidos como pussa hamba (trad. ‘come deprisa y desaparece’) y mata hambre, locales de comida, con el añadido de servir alcohol de forma ilegal, situados en lugares estratégicos a medio camino entre los suburbios de los africanos y sus lugares de trabajo, el ferrocarril o el puerto, siendo el contacto básicamente con los africanos.

La leña era el principal combustible y fuente de energía doméstica en Mozambique durante las primeras décadas. El uso del petróleo era raro y el de la electricidad, un lujo. En las primeras décadas iban apareciendo locales chinos de fabricación y venta de carbón vegetal. Y en los años sesenta, algunos chinos mozambiqueños adquirieron pequeñas concesiones para la explotación forestal.

La acumulación realizada en el comercio con el indígena posibilitó la implicación de muchos chinos en la nueva dinámica económica que surgía con el desarrollo industrial de ambas ciudades, el crecimiento de la población y la mayor movilidad étnica en la urbe. Se introdujeron en la construcción civil, los transportes y en un comercio más especializado para colonos y turistas, incluyendo la apertura de casas de importación y exportación, colmados y tiendas de alimentación y restaurantes chinos.

Integración

En las dos principales ciudades de Mozambique no se formó nunca un Chinatown como en otros países con diáspora china. Tanto nuevos inmigrantes como sino-mozambiqueños de segundas y terceras generaciones ocupaban lugares específicos según sus actividades económicas como ya se ha mencionado (primero, horticultura practicada en la periferia; cantinas en los suburbios africanos; luego, otros tipos de negocio en contacto con colonos).

Con la siguiente presentación de dos panoramas distintos podremos ver la evolución de la integración de la comunidad china en la sociedad colonial mozambiqueña. Primero, el panorama que nos presenta Zamparoni (Universidad de Bahía, Brasil) de la diáspora en la ciudad de Lourenço Marques a principios de siglo XX, caracterizado por una discriminación evidente; y después, el panorama de Beira en los años cincuenta y sesenta, caracterizado por una aceptación incluso elogiadora, como muestra Macagno (Universidad de Paraná, Brasil).

Con el cambio de siglo se finaliza toda una red de tranvías en Lourenço Marques (Maputo). Al ser otro espacio social, africanos y asiáticos tenían que ir apartados a una esquina del vagón y de pie, pagando el mismo precio. Una situación que ejemplificaba la distanciam no solo a nivel físico (suburbios versus downtown), económico o legal, sino en todos los ámbitos del dia a dia.  

Destaca también Zamparoni (‘Monhés,… Colonialismo e racismo em Lourenço Marques, Moçambique, 1890-1940) una peste en 1907, que sirvió de pretexto para que el gobernador de la ciudad estableciera medidas racistas. Se argumentaba que las viviendas y barrios de los suburbios tenían unas condiciones higiénicas muy malas. Incluso se apuntaba a los chinos que se dedicaban a la horticultura, por tener el presunto hábito de recoger las heces de las calles de la ciudad y utilizarlas de abono para sus huertos.

Lo cierto es que principios de siglo el poder colonial aún no se tambaleaba. El colono se podía permitir aún ese discurso racista. Pero en los años 50 el colonialismo africano empieza a debilitarse. A partir de la independencia de Ghana (1957), vendrían muchas más. Esta presión social independentista forzó a Portugal y la dictadura de Salazar (1930-1970) a radicalizar un discurso de colonia ‘multi-étnico’, considerando las colonias ultramarinas una extensión de la metrópoli, mientras que al mismo tiempo, en EEUU o Brasil aparecían leyes contra la comunidad china y asiática en general.

Lorenzo Macagno en su artículo ‘Buenos portugueses’ se centra en una curiosa incidencia que coincide con este discurso. Y es que en los periódicos (Notícias da Beira, Diário de Moçambique.) se empezaba a retratar, cada vez más, acontecimientos relacionados con la comunidad china. Eventos deportivos, festividades, entrevistas, etc.  Se podían leer adjetivos como: jóvenes, dispuestos, prudentes, buenos deportistas, ordenados, trabajadores, disciplinados, y sobre todo, simpáticos. Hasta el punto de ser considerados ‘buenos portugueses’.

Asociación

But above all, these associations would contribute to mitigate homesickness and would act as «an oasis of Chineseness». (Da Costa Morais, 2003)

Después de la Primera Guerra Mundial comenzaron a venir más migrantes capacitados. Con el asentamiento definitivo de la comunidad china y estas nuevas llegadas, urgía la necesidad de crear lazos de unión, materializados por asociaciones. Su vida social giraría entorno a estas asociaciones, aunque muchas tardaron en ser aceptadas oficialmente. Aunque siempre hubo una leve tensión dentro de la comunidad por el hecho de tener diferentes backgrounds, pues algunos habían venido como coolies, como trabajadores contratados por las compañías británicas, desde los puertos del sur de China. Mientras que otros habían llegado más tarde, atraídos por la prosperidad naciente del país africano.

Ya desde finales del XIX había ese interés en la comunidad por crear una escuela china. De hecho, en Lourenço surge una asociación en 1895, la del Pagoda Chino, cuyo principal objetivo es ese, el de promover la educación en la comunidad. En Beira, donde había aparecido una asociación más general en 1917, el Club Chino, se creó en 1929 la Escuela China de Beira, que en un principio no recibiría la autorización legal del gobierno colono.

Se enseñaba cantonés, pues era la lengua de la mayoría de familias chinas. Estaba financiada por el gobierno chino. Con la llegada continua de nuevos inmigrantes por la Guerra Civil en China, el número de alumnos creció muy rápido y en los años 40 se solicitó al gobierno local una ayuda de profesorado y material. El gobierno aceptó y legalizó la escuela a cambio de la enseñanza de portugués. Aunque en esos años, ya eran muchos los hijos sino-mozambicanos que frecuentaban escuelas exclusivamente portuguesas. Además de las actividades puramente educativas, se organizaban espectáculos de música, baile, teatro, artes marciales; incluso se utilizaba el recinto para hacer banquetes.

La creación en 1954 de Asociación de la Juventud Católica China evidenciaba la influencia de los católicos portugueses, sobre todo en la segunda generación de mestizos. Por ejemplo, menciona Medeiros un colegio para niñas, mayoritariamente mestizas, que estaba dirigido por las Franciscanas Misioneras.

Pero quizá el ámbito más llamativo por favorecer, no solo en la cuestión de asociación, sino en el de la integración, era el deportivo. Los elogios mencionados por Zamparoni se daban sobre todo en crónicas deportivas. Y es que además de aparecer instituciones deportivas exclusivamente de la comunidad china, sirviendo como lugar de reunión habitual, también destaca la aparición de equipos completamente mixtos, que obviaba una mejoría en las relaciones entre chinos, colonos y nativos. Ejemplos son el Club Atlético Tung Hua, conocido como  Club Atlético Chino, o El Oriental, club deportivo de los sesenta, especializado en el ámbito del baloncesto

En 1975, con la independencia, prácticamente todas estas asociaciones desaparecen. El ciudadano chino pasa a ser malvisto por su afinidad al colono, para/con quien había iniciado nuevas formas de negocio, o incluso para quien muchos chinos mozambiqueños tuvieron que servir en la guerra. Esa animadversión obligó a muchos chinos a emigrar por segunda vez. Brasil, Portugal o Macao fueron sus destinos.

Conclusión

Se trata de un movimiento migratorio que evidencia esa enorme capacidad del migrante chino para adaptarse al lugar de destino, sobretodo en el negocio. Una diáspora a primera vista curiosa, pero que deja de serlo al comprobar que Mozambique era un destino mucho más cercano que las Américas, y desde donde también llegaba publicidad de oro y prosperidad (el gran atractivo del corredor económico de Rhodesia). Un inmigrante chino que pasó de vivir en los suburbios y ser foco de discriminación, a ser elogiado bajo el título de ‘buen portugués’ por parte de la burguesía colona; algo inédito en cualquier otra diáspora china de la época.

 

Miguel Almança

Ángela Colón

Bibliografia

Chang, S. (1968). The Distribution and Occupations of Overseas Chinese. Geographical Review, 58(1), 89-107. www.jstor.org/stable/212833

Da Costa Morais, I. M.. (2003). Creolised and colonised : the history and future of the Macanese and Mozambican Chinese. (Thesis). University of Hong Kong, Pokfulam, Hong Kong SAR. Retrieved from http://dx.doi.org/10.5353/th_b4389566

Macagno, L. (2017). “¿Buenos portugueses? Una diáspora china en el Mozambique colonial”;  REA, Escuela de Antropología; 23: 15-37.

Medeiros, E. (2007). Las comunidades chinas de Mozambique, 1858-1975.Nova Africa, 20: 27-57

Medeiros, E. (2014). A(s) Escola(s) Chinesa(s) da Beira (1929-1975). Blog: Moçambique para todos. https://macua.blogs.com/moambique_para_todos

Mohan, G. & Tan-Mullins, M. Eur J Dev Res (2009).  Chinese Migrants in Africa as New Agents of Development? An Analytical Framework. The European Journal of Development Research, 21(4): 588-605. https://doi.org/10.1057/ejdr.2009.22

Zamparoni V. (2000).  Monhés, Baneanes, Chinas e Afro-maometanos. Colonialismo e racismo em Lourenço Marques, Moçambique, 1890-1940. Lusotopie, 7:191-222.

~ por diasporaasiaoriental en diciembre 21, 2018.

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